Empecemos por casa
Nos quejamos de la violencia.
De aquella que los demás ejercen sobre nosotros.
De la que sufrimos.
De la que vemos que otros aplican.
De la de “afuera”.
Sin ver, que nosotros también podemos generar violencia con nuestras impensadas conductas cotidianas.
Desde nuestro lugar de pertenencia al Comité de Familia y Pediatría ” Dr. Javier Pérez de Eulate” y dada la composición interdisciplinaria del mismo , nos preocupa y nos ocupa la violencia; particularmente aquella que los adultos podemos ejercer sobre los niños y adolescentes.
*)desde la sociedad, al no ocuparse suficientemente de satisfacer sus necesidades básicas, sus derechos indiscutibles :alimentación, vivienda, educación, preservación de su pureza.
Elegimos cada 4 años a quienes se ocuparán de resolver estos temas…pensamos en esto antes de elegir? Estamos seguros, al hacerlo que las personas que elegimos, velarán por las necesidades de los niños? .Que tendrán alimento proteico asegurado, al menos en los primeros 18 meses de vida, como para garantizar que no padezcan una desnutrición que les hipoteque el futuro, les prive de la posibilidad de aprender, de desarrollarse, de crecer intelectualmente ? Estamos seguros que nuestros representantes cuidarán solícitamente a los niños para que no sean abusados desde las tapas de las revistas, desde los avances de los programas de televisión, desde internet…?
Y si esto no se cumple, qué hacemos por los niños?
*) desde la escuela, al pretender rendimiento “por igual” de todos los alumnos sin atender, conocer, ni preocuparse por conocer y comprender las situaciones particulares por las que atraviesa un niño/adolescente con problemas de adaptación y /o rendimiento.
Y aun así, conociendo y/o comprendiendo …termina allí nuestra obligación de adultos? Podríamos hacer algo más, por estos niños y sus familias? Lo hacemos?
*)desde el hogar…desde su familia, nada menos que desde sus propios padres biológicos o adoptivos, tíos, abuelos, otros convivientes….nido ecológico del niño y del adolescente que con sus funciones de sostén (contención) y corte (diferenciación) debe proveer coherencia en la aplicación permanente de los valores fundamentales en un clima de confianza y diálogo constructivo.
Qué sabemos los pediatras de eso? Preguntamos tal vez, alguna vez, como funciona esta familia? La pareja tiene proyectos? Sus hijos están incluidos en ellos?
Son queridos, ignorados, maltratados? Se los cuida adecuadamente? Se vela por ellos? Son felices?
Hoy sabemos que el maltrato no significa sólo golpes. Hay otras formas de violencia: por abandono emocional y/o físico, psicológica, sexual, social….
La violación es maltrato y es violencia, pero el abuso deshonesto también lo es.
La desnutrición es maltrato y es violencia, pero el aporte voluntaria e innecesariamente restringido de determinados alimentos, también los es.
El castigo corporal es maltrato, pero el obligar a un niño a quedarse a oscuras en su cuarto – si sabemos que esto lo aterra- también lo es.
Sabemos los pediatras que hacen los padres de nuestros pacientes cuando los niños no actúan de acuerdo a las normas pre-establecidas por ellos?
Si no se los abriga adecuadamente, a riesgo de enfermar…
Si no se los supervisa en sus juegos peligrosos, a riesgo de accidentarse…
Si se deja a cargo de niños mayorcitos a otros niños más pequeños, dándoles una responsabilidad que no les corresponde (y por la cual, después hasta se les pide explicaciones)…
Si se deja a un bebé en la cuna
“autoalimentándose”, con el biberón a su cargo, a riesgo de broncoaspirarse…(y eventualmente morir) o como mínimo sin intercambiar mirada humana, tan necesaria para su desarrollo psicofísico…
Con o sin conocimiento de que se expone al niño a estos riesgos, se generan situaciones de violencia, más o menos consciente, más o menos sutil, pero siempre dañina, reprobable, condenable.
Es por esto que los integrantes del equipo de salud frente a momentos de cambio de las familias - denominadas crisis evolutivas y/o accidentales debemos estar atentos para acompañarlas si surgen dificultades en su resolución y orientarlas. La llegada de un hermanito, el ingreso escolar, mudanzas, separaciones, pérdida de empleo de los padres, enfermedades, duelos…todo aquello que los movilice, puede generar un ámbito hostil…
La etapa adolescente, frecuentemente de observación pediátrica, plantea otros problemas propios de la edad a los que también debemos estar alerta, por ser la crisis más importante por la que atraviesa la familia en cuanto a la reorganización de la identidad individual y grupal.
Intolerancia en aceptar criterios que difieran de los propios, monopolio de la verdad, dificultad para mantener un diálogo sereno y respetuoso, adicciones, violencia física.
Sus causas? Múltiples. Habrá que ver en cada caso.
Podríamos resumir diciendo que la sociedad con sus valores en decadencia, las cambiantes propuestas educativas, el ámbito laboral competitivo e inseguro y una familia disfuncional generadora de situaciones de riesgo, se potencian produciendo en el niño y en el adolescente inestabilidad, confusión, un clima de agitación cercano a la agresividad .
Empecemos por casa:
El hacer caso omiso de situaciones que se perciben en la consulta, expresiones o dibujos espontáneos de los niños, resulta en una oportunidad perdida para el diagnóstico, tratamiento y pronóstico de los pacientes.
Que no sean los nuestros.
Autores: Dra. Bezares, Patricia Stella , Psic. Cuomo, Alicia Susana
Comité de Familia y Pediatría “Dr. Javier Pérez de Eulate”
Bezares, Patricia S.
Ruggeri, Graciela
Cuomo, Alicia S.
Vivo, Lilia
De la Cruz, Gladys
Zuccotti, Graciela
Patiño, Alicia